A quien corresponda

Siempre empiezo un e-mail o una carta con un "a quien corresponda" cuando va hacia una persona que no conozco. Nunca un Señor, Estimada, nada. Siempre un "a quien corresponda".

El otro día estaba hablando con una amiga sobre el cariño. Le estaba contando que me había encariñado con una persona (digamosle Geisha), que practicamente no conocía y no podía ser. Mi planteo era: ¿cómo puedo querer a alguien si no lo conozco? Sería como querer a un "a quien corresponda". Lo que le decía a mí amiga, digamosle Julieta, es que yo tengo la necesidad de decir las cosas. Es decir, yo no digo las cosas porque sí. Yo las digo porque tengo la necesidad de decirlas. Expresarme, si se quiere. Entonces Julieta me dijo que le diga que "creía que la quería" para que no suene muy chocante. A todo esto, ya habíamos hablado de las personas que se extrañan o se asustan cuando alguien les dice un "te quiero" a poco tiempo de conocerse. De ahí venía la palabra CREO. Entonces le hice caso y le dije que "creía que la quería". Releyendolo, suena como el culo. Realmente, ¿quién dice "creo" que te quiero? Nadie. Soy pionera en las pelotudeces, así que mucho no me sorprendí de mí misma y menos haciendo una muestra de cariño.

En mis cortos 19 años, siempre pensé que lo peor que podía pasar cuando le decías a una persona que la querías era que te respondiera o con un simple "gracias" o un nada sentido "yo también". Hoy, me doy cuenta que lo peor que pueden hacer es no decirte absolutamente nada. Silencio total.

Ojo. Puede que esté paranoica y que Geisha nunca leyó nada, pero realmente es horrible decir un "te quiero" (o en este caso, un "creo que te quiero") y que del otro lado no venga absolutamente nada. No es que estuviese esperando algo a cambio. No. No hago las cosas para recibir algo a cambio. Un "¿y a vos cómo te está yendo en la facultad?". No sé. Pero fue un seco silencio.

Y esto me remonta a unos años atrás, cuando jugaba al hockey. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Esperá que estoy yendo a eso.
Resulta que en hockey teníamos una amiga que se llamaba Sofía. Esta chica, fue muy, pero muy amiga nuestra, sobretodo mía. Como era nueva, a pesar de no conocerla, la integré al grupo y se adaptó bárbaro. Después de unos años de amistad, a ella la subieron de división. Al no entrenar juntas, la relación se empezó a desgastar. Hasta que ella se empezó a alejar. Y un buen día, sin darnos cuenta, había cortado la relación. ¿Por qué? Nunca lo entendimos completamente. Siempre fue todo muy al voleo y con explicaciones vagas.

¿Y por qué cuento esto?, te seguís preguntando. ¡Ya voy!

Ese episodio del "me borro y no te cuento por qué" me sigue jodiendo. Y me seguirá jodiendo hasta que lo hable con Sofía. Porque no le dimos un cierre. Porque nunca entendí completamente por qué dejó de hablarnos. Necesito un cierre.

Y creo que ante el silencio de Geisha, creo que también necesito un cierre. Debería hablarlo con ella, claro. Digo, para que no me vuelva a pasar esto y que en 5 años este pensando en qué pasó, y todo porque no le di un cierre. Pero creo que tal vez, es mejor dejar todo así y tener un lindo recuerdo. Tal vez, al escribirlo acá, le de un cierre.

Muchos podrían decir que esta entrada es "a quien le quepa". Yo, hoy, digo "a quien corresponda".