Capital, la revista y la camisa de mangas largas

ACLARACIÓN: VA A SER UN POST LARGO

El que diga que Capital no me odia, está completamente equivocado. El que diga que me pierdo porque estoy negada, también.

Le tenía que hacer un favor a un amigo que vive en España y conseguirle una revista de arquitectura que sólo se consigue por suscripción (a menos que vayas hasta allá). Y como soy una gran persona (?), fui hasta allá.

Antes que nada, fui a rendir Investigación Periodística (cofcofmesaquéunochocofcof). Luego, le pedí a Flor que me dé las cordenadas para no perderme. Me las anoté y todo, pero yo sabía que algo iba a ir mal, porque la primer decisión que tomé a la mañana fue mala: ponerme una camisa de manga larga para rendir. Si esta fue mi primer decisón, nada bueno podía seguirle.

Salí de la facultad y me fui a tomar el subte de la línea A, para luego bajarme en Congreso ("no Constitución. CON-GRE-SO", me dijo varias veces Flor ante mi confusión). Le pregunté a una amable oficial de policía dónde coño quedaba la parada del 37 que iba para Costitución. "Seguís una cuadra por acá y doblás a la izquierda", fueron sus palabras.
Seguí sus indicaciones y en menos de lo que canta un gallo, apareció el colectivo. "Hasta el Muñiz", fueron mis indicaciones.
El colectivo era un infierno. Miento, en el infierno debe hacer frío comparado con ese colectivo y yo...EN CAMISA DE MANGA LARGA (Y JEANS). ¿Qué puede pasar (me)? Embotellamiento. Genial, ¿no? Viajé parada y cedí muchos asientos. Revisé frenéticamente la Guía T unas 80 veces. Y dentro de esas 80 veces, 79 pensé que me había perdido.
Cuando levanto la vista, me tenía que bajar y haciendo pogo llegué a la puerta y me bajé. El primer pensamiento que se me cruzó por la cabeza fue: "¿Dónde carajo estoy?" y el segundo "¿y ahora qué mierda hago?"
Empecé a caminar mientras leía la Guía T. Muchos camioneros levantaron mi autoestima, pero yo seguía caminando sin sentido. Le pregunté a una señora. Mejor dicho intenté hacerlo, porque antes de que pudiera preguntarle me dijo: "no querida. No soy de acá. Estoy yendo a preguntar a la estación de servicio". Ok. Seguí caminando. Le pregunté a otro flaco y no conocía la calle. Le pregunté a unos señores y me dijeron que tampoco conocían la calle. Me dieron un par de indicaciones al azar y nada más.
Crucé la calle, ya que había unos cuantos taxistas jugando a las cartas. Me subí a un taxi y le dije la dirección. Se dio vuelta y me dijo: ¿Qué calle?

STOP. ¿No hay una fuckin' persona que conozca esta calle? Ya estaba empezando a barajar la idea de que "Raquel" no existiera y que era alguien que me quería robar mis órganos.

Sigo con la historia.
Le tuve que explicar al tachero lo que decía la Guía T. Sin embargo, seguíamos sin encontrar la calle. Frenamos y le mostré el mapa ("tenés que decirmelo porque no veo nada sin los lentes y hoy me los olvidé").
"Hace 20 años que trabajo en esta zona y nunca escuché ese nombre" (podría ser tranquilamente un travesti o prostituta). "Mirá, hoy aprendimos los dos algo", me dijo después de encontrar la calle, "así que no te voy a cobrar nada". Honesto el tipo. Es de Quilmes Oeste. Tenía que ser del sur para ser tan buena onda.

Entro a la revista, busco a "Raquel" y me cobra unos CUARENTA Y CINCO PESOS por la revista. Menos mal que tenía algo de dinero en la billetera porque sino, me cagaba de infeliz que me fui hasta ahí al pedo. Después de que me hiciera un recibo y toda la bola, me fui.

La recomendación de Ariel, el taxista fue que ya que me había ahorrado en el taxi, me tome uno hasta Constitución porque no era una zona muy linda para que vaya una chica sola. Me tomé un taxi y me bajé en Constitución dispuesta a tomarme el tren. Miro el tablero y faltaba media hora para que saliera el tren a Quilmes. No había chances que lo esperara.
Me acerqué a un Señor Kioskero y le pregunté qué colectivo iba para Correo Central. "¿Ves ahí? Atrás de esa señora, pasando al gordo, hay un flaquito de mochila negra. Ése es el 4. Tomate ese".
Esperé bajo el calor de MI CAMISA DE MANGA LARGA y me tomé el colectivo (a todo esto estaba presenciando cómo arrestaban a un flaco contra el asfalto).
Cuando el bondi está pasando por la puerta de mi facultad, se sube Sweet, una profesora de Filosofía que tuve en Filosofía I y II. Se me puso a charlar de la vida, de libros que no se consiguen, de Periodismo, de una tesis que leyó, etc.
Nos despedimos con un "Felices fiestas" después de charlar largo y tendido porque el viajé tardó sus minutos.
Bajé y comentí el papleón que me faltaba. Resbalé en la puerta del Luna Park. No sabría explicar cómo pasó. Revista, mochila y Lochis al piso. Gran forma de cerrar un día magnífico. Me ardía todo el cuerpo que se moría de calor por la temperatura y por LA CAMISA DE MANGA LARGA.
Después de años de tomarme el 159, no me di cuenta que había dos colas, por lo que me quedé en la que creí "única". Así, vi como se iba mi colectivo y me vi esperando unos 45' el próximo.
Me lo tomé y me olvidé del planeta.

Lo que no me olvido es que hoy es 24 y para los creyentes es una fiesta importante. Así que, ¡felices fiestas! Habrá otro mensaje para fin de año. Qué el gordo que en Sudamérica no tiene calor con tanta ropa les traiga muchos regalos (cerdo capitalista).