La Feria del libro

No podría dejar de escribir algo sobre esta feria, ya que soy afiscionada a los libros y que soy un mono con escopeta cuando tengo plata para gastar.

Empecemos por el principio.
MEDIA HORA EN LA PARADA, porque ningún colectivo se dignaba a pasar y cuando pasó uno, el simpatiquísimo bondiman, siguió de largo. Acto seguido, llamé a mi hermano para pedirle que me llevé aunque sea a Puerto Madero que de ahí más o menos me sabía manejar.
Lo tuve que bancar todo el viaje tratándome de inútil, porque no encontraba La Rural en la Guía-T. Desgraciadamente, tenía razón porque él la encontró en menos de 2 minutos. ¬¬

Que camino hasta acá, que me tomo esto, que combino con lo otro, que camino y llegué.

Fui directo a la sala Borges, porque ahí daba una charla Tom Wolfe (Tommy para los amigos =P). Entro, me siento y después de un rato, me invitan amablemente a hacer la cola.
Si, damas y caballeros, me había mandado por donde no debía.
Terrible cola. No terminaba más. Terminó cuando me encontré con 3 compañeros de la facultad y me puse al lado de ellos (la viva argentina)
Cuando terminó la charla, me fui directo a hacer la cola donde el Tommy firmaría libros más tarde. Quiero confesar que no tengo ningún libro de Tommy y sólo estaba haciendo la cola para un compañero.
Y no venían más. Fuck y recontra fuck. Me quiero ir a recorrer, a entrevistar (si, tengo que entrevistar gente) y a COMPRARME libros.
Después de unos eternos 25 minutos, cayó mi relevo y me las piqué.
Horas y horas caminando, y horas y horas gastando.
Realmente no tengo idea de cuánto gasté y la verdad, para no deprimirme, es mejor que sea así.

Este año, la Feria está más cara que de costumbre. Con mucha más variedad de cosas, pero todo muy caro. Ví cosas excentricas este año. Por ejemplo, un puesto de chori adentro. ¿Ah?

Lo que faltaban eran muchachos lindos para entretenerse, mientras una recorría los pabellones.
¿Qué pabellón? ¿A qué pedazo de idiota se le ocurrió no poner las alfombras del mismo color que el pabellón? ¿No se dan cuenta que hay gente idiota como yo que está dando vueltas por el mismo pabellón horas y horas, porque nunca se dignó a levantar la cabeza para ver por qué pabellón andaba y que calle era donde estaba parada? ¿Eh? ¿Nadie piensa en los limitados? ¿No? Bueno, voy a levantar una queja. No puede ser que nos hagan esto a la gente como yo (¿por que hablo en plural si sólo soy yo? He aquí la muestra de mi limitación cerebral)

Ya en el subte y con la mochila repleta (literalmente, no me entraba ni un libro más), trastabillé y casi me voy de boca al piso, si no fuera por un hombre corpulento que me agarró mientras decía: "la puta, ¿otra vez?"
Gracias señor. Evitó que me gastaran hasta el cansancio.

Igual, eso no evitó mi paranoia adentro del subte con mi miedo a pasarme de estación. Porque también casi me voy a la mierda, cuando pensé que estabamos en 9 de julio, cuando estabamos en Puiyrredon. ¬¬
¿Alguna vez pasaré desaparcibida en el trasnporte público? ¿Qué digo en el transporte público...en la vida cotidiana? Evidentemente, no.

Cuando salí de la línea B, corrí al bondi con mi cara de psicótica de siempre y golpeandole la puerta. Si, el bondiman me debe odiar.
Quiero resaltar la decoración del colectivo.
Subí y juro que pensé que estaba en "Genux" (boliche de Bariloche. Rimó y todo). Espejos por todos lados. Ya sé lo que están pensando: "todos los bondis tienen espejos", pero este tenía por todos lados. Inclusive en el piso. ¿Queriendo ver debajo de la pollera de alguna muchacha Don Bondiman? ¿Eh?
Los espejos hasta tenían formitas. (Lease: de corazones, de PAC-MAN (si, leíste bien. No te atrofié del todo el cerebro), de un hombre con bigotes.
Las luces eran azules y violetas. Tenía pinitos colgados por todos lados y luces que titilaban. Un grande el bondibolicheroman.

Me entretuve un rato con los mensajes de La Amante de Tere (si lo leés, te explico que no pongo nombres).

Llegué a mi casa y me puse a hacer algo para la facultad y aquí estoy.

Creo que hoy estuve a punto de comerme muchos golpes, me quedé en banca rota, con la espalda a la miseria (por la mochila y su respectivo peso) yagotadisima.

Mañana voy de nuevo. (En serio)