La montaña, Hermanito y yo

Gente, les cuento que estuve en el sur y que pude hacer un día de ski...
El problema: subir a la montaña con mi hermanito.

Vale aclarar que no soy una diosa del ski, ni mucho menos. Sólo me la rebusco. Lo mismo se aplica para el niño.

La cosa empezó mal cuando teníamos que subir por ESQUIADORES (la aerosilla que según Hermanito desembocaba en la pista más fácil) y ésta se encontraba cerrada. Tuvimos que subir por HALCÓN I (si no me equivoco).
Subimos a la montaña por la aerosilla (aunque el pequeño tiró: "la silla aeróbica") y teniamos que doblar a la derecha. Eso fue lo que hicimos, pero ¿qué pasó?
Hermanito es una persona muy cagona, es decir, va a dos por hora. LITERALMENTE. Yo, por mi parte, soy todo lo contrario. Entonces, como buena hermana mayor que soy (?), lo mandé adelante mío. No iba a ser cosa que le pasara algo y yo ni enterada.
Cuestión que él iba a dos por hora y yo...bueno...yo venía a las chapas. Lo veo y le pego un grito para que se apure, pero él siguió en la suya: a paso de tortuga. Entonces, como dije antes, no soy una gran esquiadora y a la velocidad que venía, para no chocarlo no tenía más opción que tirarme. Así lo hice. Voló un ski y el otro se quedó enganchado para mi desgracia. Cuando logré liberarme de la tabla, fui a buscar la otra y me dispuse a ponermelas.
A todo esto, Hermanito había seguido andando. Vio mi caída y se quedó a unos 200 metros mirando lo que yo no podía hacer: ponerme de nuevo AMBOS skis (¿o esquies?).
Hacía todo lo que hice durante toda mi vida para ponermelos, pero nada. Se me salía la tabla derecha del pie.
Estuve, LITERALMENTE unos 30' intentando ponerme el ski que me faltaba. ¿Uds. piensan que Hermanito me vino a ayudar? No. Ni se dignó a pegar un grito para ver si necesitaba ayuda. A mí, que me parta un rayo, ¿verdad?

Equipada nuevamente, bajé rapidito. Hermanito se comió unas lindas puteadas y nuevamente lo mandé adelante mío. Yo, guiandolo por detrás, porque evidentemente es muy difícil seguir el cartelito verde. Una mente brillante, le dicen a Hermanito.
Nuevamente viene una pendiente. Hermanito a paso de hombre (rengo, estúpido y con dificultades motrices) y otra vez me vi obligada a tirarme. Me levanté, lo miré y le dije:
- Te juro que te odio

Recién empezabamos a bajar y ya me había tenido que tirar 2 veces, porque el ganso va despacio y encima para hacer cuña (método para frenar) abre todos los skis y ocupa toda la pista.

Para peores, él siguió avanzando y después cuando estuvo a punto de caerse, me pregunta:
- ¿Necesitás ayuda?
- No. Andate a cagar. Mejor adelantate un poco porque si vas a ir así de lento, mejor tenerte lejos y poder ver cuándo tengo que frenar y no de apuro
- Ok- y se fue.

Esta vez, fueron 45' para ponerme el equipo de nuevo y sólo porque le pedí ayuda a uno que pasaba y me dijo que mis skies estaban mal y que por eso no me los podía poner. Me los ajustó, me explicó cómo hacerlo por si me volvía a pasar y se fue. Un capo.

Agarro un poco de velocidad, pensando en que Hermanito ya estaría abajo después de tanto tiempo, y me veo obligada a frenar porque alguien llamaba.
- ¿Hola?
- Lochis, ¿está todo bien?
- Sí, Madre. Estamos todavía arriba de la montaña
- ¿TODAVÍA? ¿PASÓ ALGO? (acá es cuando se pone paranoica)
- No, no pasó nada. Ya lo solucioné
- ¿Ningún problema?
- El único problema va a ser que me vas a tener que pagar para que vuelva a subir a una montaña con Hermanito.
- ¿Él está bien?
- Pensé que iba un poco más adelantado, pero ahora lo estoy viendo a lo lejos. Se está sacando los skis y por lo que veo está enojado. Te dejo. Un beso. Chau.
- Chau.

Y sí. Era Hermanito y se estaba sacandos los skies, estaba enojado y estaba puteando.

Y a mí...bueno a mí me esperaba una bajada más que complicada (y no precisamente por la montaña)