PASIÓN

¿Cómo describir ese sentimiento? Esa sensación. Cuando estás corriendo y no sentís más las piernas, pero seguís y seguís, girás y ves a una compañera marcada por dos jugadoras y no tenés más remedio que intentarla sola. Entonces empezas a correr con más fuerzas, esquivando a las contrarias. Sentís que te vas a desvanecer, pero sabés que vale la pena. Por vos, por el equipo. Corres, entrás al área y tiras al arco. Entró. En los últimos 10 segundos del partido, la bocha entró y pasan a jugar la final. Te arrodillas y te agarrás la cabeza porque no lo podes creer. Te abrazan dos compañeras. De repente, tenés a todo tu equipo encima de vos, disfrutando del momento. Acaban de pasar a la final con tu gol. Con ese esfuerzo, con esas ganas, con ese empuje. Cuando metes el gol que te da el pase a la final en los últimos segundos

El palo, tu sagrado compañero de batallas. Fue golpeado, golpeó y causó muchas sensaciones más. Un amigo fiel. Imposible dejar de lado, a esa que fue tan golpeada, pero que esos golpes eran caricias. Esa compañera del palo: la bocha.
Sensaciones maravillosas si las hay. El día que metes un gol y la toda la hinchada, todo el club, empieza a corear tu nombre. Eso no tiene precio. La sensación de orgullo y satisfacción. De sentirte una persona realizada. De sentir que cumpliste con tu deber, que cumpliste con tus compañeras de equipo, con tus amigas, con tus hermanas del alma.
Ese sentimiento, cuando te golpearon, pero no querés salir de la cancha y ocultas que estás sangrando, porque conoces las reglas y sabes que eso te impediría jugar. Jugas sangrando. Con todo lo que eso representa. Seguís ahí.
Ese sentimiento de que tenes que seguir jugando, por más de que el resultado sea desastroso. Que tenes que alentar a tu equipo, por más que seas siempre suplente. Ese sentimiento es hockey. Ese sentimiento es indescriptible, porque pocas cosas te hacen sentir tan bien como estar dentro de la cancha, peleando por tu equipo, por tu club, por tu camiseta, por tu número, por tu posición, por la bocha, por el campeonato. Y cuando suena el silbato de que terminó el partido y te das cuenta de que saliste campeona, es la mejor sensación del mundo. Y en ese momento, te das cuenta de que todo tiene sentido: el palo, la bocha, madrugar, jugar, correr, hacer la entrada en calor, las charlas técnicas, los 3er tiempo, el festejo, el llanto, la alegría, tu club, la camiseta, el hockey, tu pasión.


Post dedicado a mi amigo Xebuz